Tus exóticos rizos Momostitlán fueron caprichos de la naturaleza. "Cada día en la muralla", una flor se desprende de tu cabeza. Y a lo lejos un bosque relajante de pinos, ovejas en el verdor de tus montañas, nos invitan al descanso. Totonicapán luce impávida. Voy hacia tus Riscos, a ser testigo del color y del níveo perfume enhiesto en tus raíces. Mi traje es de hojas y bosques. Soy viento del verano. Entre tus Cuatro Caminos, San Francisco el alto mira tus florecillas, deja volar sus pájaros y con olor del maíz tu tierra florece... En tus cúspides la arenisca teje la flor de los bosques. E ingrávida en la urdimbre de tu cielo va formando los vestidos cromáticos de tus mujeres y un quetzal milenario funde tus tejidos perfumados. Son caprichosos tus Riscos, y este corazón en la distancia te hace mueca con los ojos y coquetea con tu cuerpo por querer visitarte...
DENTRO de una caja de cristal guardo estos deseos... La primavera crece en sus líneas cromáticas, y el diamante brota del rocío matinal. La felicidad en su fugacidad deja raíces en los helechos. Y traviesas mariposas cubren tu pelo en los crepúsculos. ¡Ah sensación en suspiros! Leve dolor en el ocaso. El amor nunca se pierde. En esa caja de música queda grabado el pentagrama de los sentimientos. Si una estampida te hiciera huir, detrás de los cocotales, la vida continuaría. La música seguiría sonando en el universo.
Cho tzaq frente a la fortaleza, tus flores mariposas y pájaros. Altos riscos desafiando a la altura. Altar de ídolos de luz cromática. Flechas de besos cada día en la muralla. Cada día entre lívidos latidos de nubes y rocío de estrellas. Alto alto eres. Tus mujeres cromáticas. Rosas exóticas con su perfume de montañas. Hay en ti un olor de maíz, cacao y pepitas de zapote quemado. En los meses de julio, agosto cuando Santiago sale con sus sandalias perfumadas a predicar las verdades del evangelio. Y tus mujeres mayas con cintas de lana que entrelazan sus cabellos, fusionadas de cromáticas plumas imaginarias que una vez fueron. Y esos ingrávidos pañuelos, tzut o kaperraj que atan la cabeza al cielo. O cuando la piedra turqueza, el coral o el azabache te cubre con la pureza de la tierra quiché. Alza tu vuelo Momostenango. Disuélvete entre las nubes. Te espera un aceite de cirios por besar tu cuerpo de telúrica fragancia de incandescentes bosques... Rafael Deliso. 18/7/2107 MOMOSTENANGO. by Rafael Deliso. is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en http://ubunturamade.blogspot.com/2017/07/momostenango.html.
¡Qué duro es desacostumbrarse a lo acostumbrado! A seguir amando lo que de alguna manera no amó. A añorar la presencia de lo que se hizo hábito. ¡Qué duro es seguir el camino que uno dejó con flores y que ahora sean espinas y hojarascas! El amor no lo mata la distancia ni el silencio, el amor lo aniquila el disfraz o el juego inverosímil de horas engañosas y empolvadas de caricias. Quien más ama quizás más sufre. El amor es sencillo si se muestra verdadero. La mentira con sus patas cortas piensa llegar lejos pero cojea un día y pierde su capacidad de distancia. Todo vuelve a su sitio la vida es un boomerang y regresa a su lugar con sus mismos dardos. Lo que se hace se paga no hay referencia sino llegada. Rafael Deliso. 15/7/2017
Era una simple gotita caída del cielo. Una gotita de agua de lluvia . Era un cristal de luz en la hoja. Un diamante cristalino y fresco.
Allí estuvo todo el día. Pensando en la flor y en el viento. Giraban las horas y mis pensamientos con alegría y a veces silencios de saber que ya mañana no estaría la gotita en la hoja sino en la brisa como un recuerdo que se va de prisa y queda impregnado del instante , azul y gris de la tarde cuando el sol despeina los cristales
de las hojas de hierbas humildes en los arrabales que se esconden sencillas
en esas pequeñas perlas y cuyo valor no logramos entender de las cosas simples que están por nacer...