Los latidos fueron fugaces estrellas,
precipitándose por la oscura noche
y el abismo del silencio, un toque,
donde encarcelado el corazón queda.
¡Han pasado meses!
Han volado estrellas.
La noche se hace silente.
El silencio, hilo fino envolvente.
¡Ha volado un nombre!
y en la distancia espera
un solitario hombre,
con esperanza que no muera.
En tu recuerdo quizás fuera
el simple juego que en alarde,
voló en suspiros y fue en balde
raíces que en piedras murieron..
¡Murieron de amor aquella tarde!
Rafael Deliso
18/05/2014
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