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sábado, 20 de diciembre de 2014

La llamada equivocada.

La llamada equivocada.
Breve relato.

Eran las 11 am y saliendo del Big Low Center
el teléfono sonó dos veces.
La segunda vez habló una voz de mujer, fue corto
su diálogo y cerró. Su acento era andino, él no le
hizo caso y continuó hasta su destino.
El número terminaba en 253, atinó con calma.
Roberto lo miró dos veces e intentó marcarlo, y
nuevamente esa voz lejana que escuchaba brevemente
hasta que se desvaneció entre un disculpe y un no
se preocupe.
Se miró a si mismo en la camionetita de pasajero
y se dijo:
-Alguna llamada equivocada ésta.
Y susurró entre diente:
-¡Cómo se mezclan los números!

El camino se hacía rutinario como todos los días,
y el tráfico pesado a esa hora rayando el mediodía.

Allí frente a él:
"Gran Circo Mágico,
venga y vea a la niña araña.
Entradas económicas".

Miré a través de la ventanilla de la camionetita, ruta
La Esmeralda, al lado derecho, una gran lona alta y
banderitas de muchos colores. Y más allá, nubes
blancas como fondo, altas, y de un brillo uniforme,
y un cristalino cielo azul que parecía ponerse con
nubarrones negros.
Circo y cielo parecían disolverse al unísono.
Y un hombre alto con aspecto de Goliat, en plena
avenida repartía papelitos del circo.
"Primera entrada a mitad de precio".
Leí en un volante que me entregó el hombre y le dije:
-¡gracias!
Seguí el camino en mi transporte público y la gente
decía: -¡Oh, sí es extraordinaria, la vi en la tele!
El chofer comentaba:
-Tienes que verla escalando como araña esa torre alta.
No hice mucho caso y me puse a leer a Pavese.
Llegé a mi destino, desempolvando el periódico
del día y antes de entrar a mi trabajo me puse a leer
algunos artículos...

La mañana había pasado rápida y algunos nubarrones
ennegrecían el cielo al mediodía con ganas de llover.

Aquel día terminó sin muchos contratiempos y al
atardecer, terminando sus labores, Roberto se fue
a su casa.
Antes de acostarse no dejó de pensar en un instante
en aquella llamada y en esa voz  tan extraña y que hacía
darle vuelta y giros en sus pensamientos, pero que al
final no dio mucha importancia y se durmió.

Pasaron dos o tres semanas y un domingo a las siete
de la mañana se dijo: -escribiré un mensaje a ese
número porque no sé...esa voz tan misteriosa, ese
sonido tan triste y apagado...

Intercambió mensajes con aquella mujer, Roberto
esa mañana.

Supo su nombre Carmen, ¿era ese realmente su nombre?
Quedaba la duda. Tal vez era una sombra o algún fantasma
con voz y con un número final 253.
Roberto siempre fue esquivo a ese tipo de relación y no
dejaba de ser desconfiado, sobre todo, sabiendo que
respondía a una voz desconocida y que no sé por qué
razón gozaba de cierta simpatía para él.
Pero los mensajes se fueron multiplicando  y algunas
llamadas sonaban al teléfono de Roberto.
Y así, lentamente aquel edificio e idilio fue tomando forma
y cada día crecía un jardín con flores.
Y un perfume extraño fue envolviendo a Roberto y a Carmen.
Se fueron llamando con el dulce acento de las palabras que
acercan el alma y que la soledad va sellando con latidos
al unísono de dos corazones desnudos del frío, y de las
circunstancias...y del quebranto.
Se fueron conociendo por mensajes y por algunas llamadas
que se hacían de vez en cuando y que de cuando en vez, él
insistía.

Un día le dice Carmen:
-No tengo que comer y ando enferma,¿puede enviarme algún
dinero?
Él con su gran corazón la ayudó en dos oportunidades, girando
a una cuenta que no era la de ella, porque aquella mujer ni
número de cuenta tenía. ¿o sí?  y desde ese momento las
cosas para Roberto fueron más misteriosas.
No la conocía ´personalmente, la cuenta que él vio, era
de otra persona, su prima decía ella.
Las dudas  y los temores se habían posesionado de Roberto.
Y ella le juraba que su amor era verdadero y que el próximo
año estaría con él viviendo, y de alguna manera pagándole
con amor y con entrega de mujer fiel y honesta todo lo que
él le había dado y ayudado.
Pero no fue así porque la vida dio un viraje en Roberto y
aquella mujer se fue retirando de él poco a poco.
Dicen que las personas se conocen mejor por su carácter.
Un día Roberto mostró su lado oscuro de decir las cosas,
quizás molesto o bravo recalcó un detalle y eso no le gustó
a ella y eso fue el detonante final porque desde ese momento
aquella mujer  mostró sus verdaderos pensamientos y con
acciones tal vez preconcebidas fue preparando su alejar
de él y para mostrar su reptil o anfibio que anidaba en ella.

Roberto que la sentía algo  y  que pensaba conocerla
, fue desmoronándose física y espiritualmente.
Hasta  que un cuchillo de ella se lo clavó en el pecho.
Y se alejó para siempre.
La noche de su herida mortal, Roberto se desangró
tras el teléfono y una llamada quedó colgada:

- ¡aló, aló!
perdone, llamada equivocada.



Rafael Deliso
20/12/2014

Licencia Creative Commons
La llamada equivocada. por Rafael Deliso se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http://ubunturamade.blogspot.com/.



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