RUTH. He espigado en tus campos amado mío, mi Señor. Hambre he tenido pero tú eres mi provisión. He recogido espigas entre gavillas. Un efa de cebada, ese día me diste, amado mío, Rey mío. Y del trigo, el amarillo del sol, su pureza. Has redimido mi alma ¡Dios mío! Y yo, pobre y vacía, Ruth, la moabita, me has hecho vivir. Has devuelto la vida a mi alma, ¡Rey mío! ¡Mi Señor!
BOOZ
Redimo tu alma,¡amor mío! Del campo de Moab has vuelto con las manos vacías, pero con riquezas en tu corazón., ¡Dios ha sido la riqueza que trajiste! ¡Eres un tesoro mayor que el mío!
"Y se quitó el zapato", el otro pariente. Y desistió de ella.
Te redimo, ¡amor mío! ¡Alégrate Belen! Noemí que no haya amargura en tu alma. Soy Booz.
NOEMÍ.
Loado sea Jehová bendito sea su nombre que ha hecho de mi aflicción deseo y voluntad para guiarme hasta ti, ¡Rey mío! ¡Señor mío! Y no me ha faltado pariente ni descendencia. ¡Y me ha nacido un hijo! A través de Ruth, restaurador de mi alma y semilla del Salvador. Y ya mi nombre no volverá a ser Mara, sino Noemí. Y el Dios que nos guia no nos olvida para siempre, pues de la tribulación y aflicción viene su salvación. A él bendito sea su nombre Adonai, por toda la eternidad...
Raquel . De niña jugaba contigo. Y te besaba tus dos ojitos. Entre rosas fuiste la roja rosa de mis amores .. Reina de mis noches con sus estrellas. La niña de ojos de luna y boca de mar y lucero. Recuerdo la playa y los castillos en la arena. Tus ojos eran el mar y sus gaviotas. Raquel oveja de Dios. Mi muñeca de cristal. Trinitaria de mis encantos . Lluvia de estrellas en la nostalgia de tu voz mojando mi corazón con tu nombre.
Raquel. Un halo de tu luz, una pincelada la acuarela de tu mirada, inunda la estancia de la soledad cuando al irme tu vuelo fue frágil, y el jardín al amanecer no fue el mismo. Hoy cristales de rocío nos separan. Tu sigues el viaje en la constelación de la aurora, el mío quizás más breve se pierde en la noche. Y te amo, el amor es Dios, es el universo, son las cosas más sencillas, y la humildad de la flor. Raquel, "La Oveja de Dios". Gobernadora del reino del cielo. Halo de luz, primavera de mis ojos. Hija de mis quebrantos. Junco en el agua, lirio en la plaza. A ti, estas alas mojadas de luz. Mis horizontes en la voz de mis ruegos. Pincelada en tu retrato. Mi corazón aún tiene luz para tus ojos... Te amo mi pequeña oveja de mis prados... ¡Te amo! Rafael Deliso. 29/07/2016 Raquel Deliso. by Rafael Deliso. is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en http://ubunturamade.blogspot.com/2016/07/raquel-deliso.html.
Renueva mi corazón Dios como brote y retoño nuevo, haz que mi vida sea nueva esperanza en ti. Que las hojas verdes y ramas vigorosas llenen mi vida al cansado viajero . Que todos mis años perdidos sean hojas secas y ramas que den paso a brotes vigorosos y flores y frutos nuevos. Y frondoso sea en el desierto y ríos de agua viva corran por mi interior. Dios mío que nazcan en el campo el canto de tus pájaros con una nueva música. Que tu silencio de estrellas sean de noche mi paz y compañía y tu sol la luz y la justicia de mis pasos sobre la tierra.
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón.
13 Y
no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien
todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien
tenemos que dar cuenta. ... VERDAD DE DIOS.
El día trae sus verdades, la luz desmiente a la oscuridad, y lo encubierto viene a la claridad. La mentira no se sostiene por mucho tiempo y corre un trecho corto. Todo lo que es verdadero permanece para siempre. El amor es sufrido, es benigno, y no guarda rencor. El amor que viene de Dios nunca trae manchas ni espejos oscuros, ni reflejos de incomprensión. Ni es de doble faz. El diamante filtra la luz y la luz es verdad y es amor. Y una puerta te lleva a la vida eterna y al paraíso de Dios, aunque otras se te cierren. Y es con clavos y con la cruz de Cristo El día trae sus verdades, la vida es un gran teatro. Pero una sola verdad y un solo camino y una sola vida. Donde estaremos seguro bajo sus alas en la eternidad con Dios.
Debe haber un lugar más allá de estas fronteras y horizontes que nos cierran. Un lugar donde ya no haya sufrimiento ni dolor. Un lugar de verdes prados y de frutales árboles. Donde el pájaro y la bestia convivan juntos y no haya daño ni heridas. Ni indiferencias. Y que la apatía y el desprecio dejen de ser. Y hayan hombres llenos del amor de Dios. Y el pan sea él, y fructifiquen los trigales y el agua sea dulce y cristalina y cese el odio y el rencor. ¡Agua dulce de Dios y pan de vida ! Debe haber un lugar de verdes prados y campos de flores. Donde la armonía sean compases de guitarras en el silencio. ¡Verdes prados y árboles de luz! Debe haber un lugar más allá de estas fronteras y horizontes que nos cierran, un reino de paz. Un lugar de hojas de sol, agua dulce, pan de árboles. Piedras fosforescentes. Donde tu lámpara Señor arda en la incandescencia del día como tribunal de justicia. Altas hogueras en la noche.
En finas telas que tejen al sol las pequeñas arañas ponen a secar de la lluvia a las altas nubes que como grises pañuelos esconden palabras y heridas de la tempestad habida. Esos hilos abiertos unen tierra y cielo. La tela de araña no atrapa, más bien deja a la mariposa en libertad. Las libélulas que danzan en la sombra la sinfonía del viento y de las hojas.
Agua dulce dulce agua que baja del cielo. Del arco iris del campo. Luz del cristalino río. Y de sus peces voladores. Y del arrendajo de mi pueblo. Agua dulce de los labios. Caña dulce en la molienda. Y el café en tus ojos y el mestizo en tu piel. Agua dulce de los arroyos que en las montañas fluyen y bebe el pájaro en la flor. Soy el cuenta camino que pinta el poema en tus ocasos que canta la vida en el aroma de tus besos . Agua dulce soy.
¡Cómo quisiera ser esas blancas gasas suspendidas a lo lejos! Blancos algodones viajeros . Cúmulos aglutinados en las montañas del norte de mi ciudad. Blancas,blancas y tener el corazón en el cielo. Y bordar de barbas la tarde en mis silencios quebrantos. Silencios quebrantos así los llamo, como blancura de lágrimas, y dolor en el rocío. ¡Ay, de este silencio de rosas! Silencio de espinas. Y en la espera, teje y desteje la tarde, su manto de estrellas. Y gasas blancas, algodones de espuma hieren el horizonte y cubren mi alma. Y voy sencillamente amoldándome a esas nubes blancas. Y voy quebrantando el orgullo, y mis pasos buscan la luz en la madriguera del día. Mis manos encalladas de puerto, sueltan las amarras de mis esperanzas, para no dejar morir nunca mis sueños..
Si tú me besaras con besos de tu boca. Si tan solo rozaras tus labios a los míos, Y en frenesí nuestras almas se fundieran. ¡Si tan sólo, nuestras almas se fundieran! Tú llenas el océano con una lágrima de tus ojos. Pones los colores al arco iris, en el rocío de tus ojos... Y en tu mirada pones la quietud a mi corazón cuando me miras con ternura. La risa de tu boca son pájaros de abril. Mariposas en tu jardín. La rosa del campo. Si tú me besaras con besos de tu boca. Si tan sólo amor mío, lo hicieras en este instante. ¡Yo te besaría con besos de mi boca hasta que tu alma y la mía sean una sola!
Mágico encanto de mi tierra. Piedras precámbricas. Arenas de cuarzo y aguas cristalinas donde la mariposa vuela en míticos vuelos. Y sus fuentes son manantiales de jaspes y oro. Soy aborigen caribe, esencia de minerales y savia del trópico. Soy equinoccial. Agua dulce. Bosques y sabanas. Piedra sobre río en el ancho mundo mágico de Venezuela.
Navegando en bongo a través del Orinoco, más allá de la selva se precisa la Cueva del Amalivac en la vasta llanura de Maita. La mítica casa de Amalivac, en esas sabanas silenciosas donde habita El Espanto. Enormes piedras de granitos que se apoyan unas sobre otras en equilibrio cósmico, y cuyas habitaciones de dioses prehispánicos abrigan la soledad. Y sobre la piedra vertical como instrumento de música, la caja del tambor de Amalivac. Nuestros indígenas conocían su secreto. Y aquel hombre blanco, alto y vestido como dios, y que hablaba como ángel, y sobre las aguas del caudaloso Orinoco viajaba y en séquitos de delfines lo escoltaban y cortejaban en las espumas diáfanas y azul del río. Señor de la creación y del Diluvio del moriche, bendición del cielo.
Y el tambor aún suena en la vastedad de la sabana de Maita "lugar que no es" porque los espantos de los Tamanacos no dejan de ser... Y sólo el sonido del tambor los alejaba. Y aún el viento con sus manos toca el tambor en la noche y evoca los designios terriblemente malos en el "lugar que no es". Y que será eternamente en los espirales que da la vida en sus toques diarios y mágicos. Rafael Deliso 09/07/2016
Valencia-Venezuela.
tu rosado de indígena piel de rocío, color cobrizo, dulce tez melífluos ojos. Volcánica esencia que erupciona de tus obsidianas lajas y flechas de quetzales. Y astronómicos templos donde erijo la rosa de la tarde. En tu jardín de luciérnagas que palpitan en el espejo de la noche cuando te pienso y tiembla mi corazón por ti como Relámpago del Catatumbo
Extraño el olor de tu voz, la pisada de tu mirada, el tacto de tu olfato. El sonido de tu gusto. ¡Esta tarde te extraño! ¡Qué desolados están los lirios en la plaza! Y el río corre silencioso. Los pájaros vuelan con el carmesí del crepúsculo. y llevan sus alas quebradas. Y quebrado llevo mi corazón por ti, sin ti, contigo. Y faltan los amaneceres, el atardecer de la rosa. La herida que deja la lluvia en el relámpago. Los lirios lloran de rocío tu ausencia, y va muriendo el ocaso. Y una espina de rosa encona la tarde, y cocuyos encienden la noche desnuda sin ti...
Y voy floreciendo . Y va floreciendo el día. Y los cocuyos vuelan. Vuelan las mariposas. Y florece el tronco . El tronco florece. Y la vida se nos da. Dando recibimos. Y amamos . Y cantamos. Y el mundo gira en libélulas. Giran las horas como rondas. Rondas de luces y colores Y amando somos amados Amados sin prejuicios. Florecemos sin sombras. Y batimos los ocasos en crema con chocolates. Así somos los que soñamos en el mundo sin máscaras.
Todo pasa, lo que ha de venir, vendrá. Y todo quedará atrás. Caerán hojas del árbol, y en su nueva estanción otras retoñarán. Y vendrán días nuevos y los marchitos atrás quedarán. Permanecerá lo verdadero. La verdad es una luz y un camino recto. La línea de tus ojos será un diamante en el horizonte abierto. Un espacio para los pájaros. Un amanecer de mariposas en tu jardín. Y de las grietas y de la soledad, aflorará el rocío, el agua dulce que riegue el alma, y un nuevo día conquistará tu alma en la pureza del sol.®
De su serena mirada y dulce presencia. De sus latidos cercano y aún lejano. De su infinira gracia e inefable belleza. Soy su eterno admirador y enamorado. El más pequeño de todos que embelesado la mira en la distancia cantarina, y soy nostalgia exquisita en la comisura de tus labios y en tu risa. Señora que eres mi tesoro en las noches de playa solo. La huella en mis constelaciones donde navega mi alma en mis razones...
¿Qué juegan los gatos en el techo? Juegan a ser ratones y a merodear por los rincones. Hacen una ronda de limones bajo el sol de los salones. ¡Y a cazar ratones! ¿Qué juegan los gatos en los balcones de doña Ramona la sin flores? Juegan con sus melocotones. Con sus hilos de plata y media y calzones. Y ella en sus costuras tranquila y sin mesura todo lo mira impávida y sin bravura. Mientras tanto a lo lejos gatos y ratones sin saberlos son cazados por otros leones.
¿Qué juegan los gatos en el techo de doña Ramona la sin flores? Juegan con sus hilos y costuras al silencio de todos sus dolores...
Bésame con besos de tu boca. Bésame con tu alma rosa. Que tus labios se disuelvan en la flor, en vuelos de mariposas. Roza tu piel a la mía que tus volcanes enciendan pasión. Que tu cuerpo sea alegría de mi apasionado corazón. Bésame, bésame todos los días que nuestros cuerpos se unan en melodía y canción. Que nuestras noches sean eternas. Eternas en un latido del sol. Que la luna susurre mis quejidos en los soplidos del ausol. Bésame amada mía. Bésame aurora, mujer de fuego volcánico albor. Rafael Deliso. 01/07/2016