Cuando pienso en tus manos, pienso en las lívidas tardes
deshaciéndose en nubes y en ocasos.
En aves del paraíso y en un rojo huyendo en la lejanía.
En el tierno pan que amasas dulcemente.
En un hogar de mariposas y muebles.
En el calor de la chimenea junto a tus ojos.
Cuando pienso en tus manos, pienso en el duro trabajar
de ir y venir. De subir y bajar esa montaña.
De tejer y destejer.
De hilar tardes con los primeros luceros asomándose
en telas de neblinas y de cocuyos.
Detrás de ese mar que se asoma en tus ojos.
Cuando pienso en tus manos, tus finas y tiernas manos,
voy entendiendo la magnitud de tu alma.
El tamaño de tu ser, haciéndose luz en las sombras.
Haciéndose perfume de campo en el día.
Bajo el silencio de esas ramas tiernas que se balancean
como un trapecista en tardes de vientos.
Cuando pienso en tus manos, me imagino a Penélope frente al mar.
Esperando el oleaje de mi viaje. De mis palabras.
Mi presencia entre las brumas.
Mi pronta llegada.
Rafael Deliso
25/03/2014
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Creado a partir de la obra en http://ubunturamade.blogspot.com/.
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