Te amo sin reparo
en la vastedad infinita
de las horas transcurridas.
Qué importa la distancia
si el amor es puro.
Qué nos importa los silencios
cuando el alma habla y susurra
un lenguaje que sólo dos almas
pueden entender aún distantes.
Y son codificadas por un lenguaje
de ángeles.
Y son alimentadas por el pensamiento
y la verdad del instante eterno.
Aún no teniendo tu mano
que mi mano te alcance.
Aún no teniendo tus ojos cercas
que mis ojos te miran.
Y teniendo o no teniendo el cuerpo,
el alma mira.
El alma cree, el alma besa.
Y va transcurriendo el día
lento como un morrocoy que
va al encuentro
de los crepúsculos en la
sombra marchita del
rocío...
Rafael Deliso.
30/06/2016
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario