ESQUIPULAS.
A Magda García.
En el trifinio
en ese punto geográfico:
El Salvador,Honduras y
Guatemala,
te eriges.
En esa parte sur-oriental
del departamento de
Chiquimula.
Y eres paraje
donde abundan las flores.
Un viejo árbol de
Esquisúchil,
mágico y medicinal
florece allí silencioso.
Es enigmático,
misterioso
y ya en peligro de
extinción.
Y hay un místico ambiente
de rezos y oraciones
en la tierra donde
el algodón floreció.
Y sobre esa tierra
el Cristo negro de Esquipulas
aflora en sus milagros.
Cada 15 de enero
hay fiesta en su templo.
Y las flores bailan en el viento.
Y voy en alas al encuentro
de mi princesa indígena
la de la voz chortís
en los candelabros.
Y tu negra madera
que es de esencia de rosas
y vuelos de mariposas.
Viene enero y con él los anhelos.
Los descalzos pies en el suelo.
Las promesas hechas raíces
en la tierra, y el pájaro en el cielo.
La voz que quiere más allá
del campanario, ser oída,
como trueno en la noche.
Esquipulas,
la voz de la amada
dulce y apegada
a las torres
de tu votivo
templo.
Rafael Deliso.
24/06/2016
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