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lunes, 11 de septiembre de 2017

MOCHIMA. (Tierra de muchas aguas)

 


 

MOCHIMA.
(Tierra de muchas aguas)

Cuando Cristóbal Colón llegó
a la desembocadura del Orinoco
el 2 de agosto de 1498
quedó impresionado del Orinoco
y de la selva verde y honda.
Y al pasar por el golfo de Paria
y bordear sus costas hasta Margarita
y sus perlas,
encontró un continente o tierra
de muchas aguas.
Aunque en Nueva Cádiz
la isla de Cubagua ni una gota afloraba,

del preciado líquido, siempre las perlas de los mares regaban sus costas.
Mochima estaba escondida dentro
de una perla.Era un perla de los mares. 


En oriente donde el sol
brota como una enredadera 

y se extiende cual floración de junio,
Mochima es un lugar secreto de perlas.

En tu mar los delfines cantan
Hay un canto no de sirena sino
curativo de olas y sonidos de delfines.


Aguas cristalinas.
Como Mochima.


Bien vale un atardecer en tus costas.


Y una noche oyendo el canto dulce
de los delfines que traen un rumor
de estrellas.





Rafael Deliso 


10/09/2017


viernes, 1 de septiembre de 2017

RETRATO.



RETRATO.  (Poema)


El atardecer dibujó tu rostro sobre el lienzo del crepúsculo.
Un rayo de luz en tus ojos
te revela, 
con el estallido del arco iris detrás del aguacero.

Tu imagen en los árboles recién mojados,
con las mariposas de septiembre. 

Nítida te ves. 
En los arreboles después de la lluvia.. 


Rafael Deliso. 1/9/2017





Breve relato.

El retrato.


Existen  muchos  pueblos de San Diego dispersos en todas las latitudes de América.
Diego de Alcalá fue un fraile franciscano español considerado santo por la Iglesia Católica, nacido a finales del siglo XIV, en el seno de una familia modesta.

Nuestro personaje leía esta información de Wikipedia y observaba su Facebook,
de pronto se detuvo y quiso agregar a una persona de San Diego. ¡Y lo hizo!
Magdalena era su nombre. De rasgos indígenas. Cabello negro. Estatura baja
como todas sus mujeres, pues eran consideradas de más bajas estaturas de América.
Mujer madura, ésta, y de noble corazón.

¡Sí la agregaré como amiga, por ser de San Diego! -acotó dentro de sí nuestro personaje principal.

¡Cuán equivocado estaba él!
No era San Diego de su país.
Era otra latitud. Otras coordenadas en el eje de su vida.
Al aceptar la solicitud se conocieron de una forma virtual y entablaron
una amistad y de esa amistad un proyecto de vida al conocerse.
Se enamoraron y se intercambiaban mensajes a diario.
Hago una acotación.
Ellos continuan escribiéndose.
Han pasado dos años.
No tengo un final de la historia.
Quiero que ustedes construyan la historia en sus mentes y le den un final.
Los cuentos tienen siempre o un final triste o feliz.Yo quiero dejar en suspenso. Los tres puntos suspendidos o la coma pero no el punto final.
Aunque un buen punto final sería mejor acompañado de una admiración.
O de un final concreto y tangible, y no abstracto o quimérico.

¡Un final feliz de encuentro!

Con la ayuda de ustedes  sé que el universo converge, conspira y produce resultados.
Dejémosle a ellos seguir el derrotero de la vida. Caer y levantarse y superar obstáculos.
¡Y verse y encontrarse!

Valdrá la pena siempre ver castillos en el aire con la base sólida
de la fe.

¡Siempre valdrá la pena soñar y creer!



Rafael Deliso.

1/09/2017